Nuestra visión es de sistemas de regulación y sanción vinculantes para las empresas que salvaguarden efectivamente los derechos laborales, humanos y ambientales de los trabajadores, los productores y las comunidades a lo largo de las cadenas de valor y garanticen la justicia para las víctimas.
Que hacemos
El Colectivo Repensar las Cadenas de Valor brinda un espacio para desarrollar estrategias y acciones basadas en el intercambio de experiencias entre nuestros miembros con el fin de apoyar y fortalecer nuestro trabajo para cambiar el sistema económico y político actual.
Nuestro objetivo es mejorar las estructuras económicas, legislativas y de gobierno existentes y corregir los desequilibrios de poder dentro de ellas (cambio “hegemónico”). Contribuimos también a la construcción de modelos alternativos de comercio, autosuficiencia e interdependencia global (un cambio “antihegemónico”).
Trabajadores, productores y comunidades empoderados
El empoderamiento de los trabajadores y sus sindicatos, los pequeños productores y sus organizaciones representativas, y las comunidades locales está en el corazón de nuestra visión. Es esencial que estos interesados directos, y sus representantes femeninas, tengan el poder y la capacidad de defender sus derechos y emprender negociaciones, convenios colectivos y acciones legales para hacer oír sus voces a nivel de la empresa, la industria y el gobierno.
La participación activa de todos los grupos marginados que puedan ser vulnerables dentro de las cadenas de valor, para fortalecer su posición social y económica y promover soluciones que aborden sus necesidades específicas, es indispensable para lograr la urgentemente necesaria transformación a cadenas de valor sostenibles, justas y resilientes.
Reglamento vinculante sobre las corporaciones
La ausencia de una estructura regulatoria adecuada ha tenido como resultado numerosos desastres, desde la tragedia del Rana Plaza en Bangladés hasta el desastre ambiental de Chevron en Ecuador. En el caso de que las empresas, o los departamentos y las personas dentro de ellas, tengan una motivación genuina para elevar los estándares sociales y ambientales a lo largo de sus cadenas de valor, el imperativo estructural e institucional de reducir los precios y maximizar las ganancias para los accionistas surge repetidamente como una barrera al cambio. En este contexto, el Colectivo asume la posición de que las iniciativas voluntarias son insuficientes para salvaguardar los derechos humanos y laborales y la salud de los ecosistemas a nivel nacional y mundial.
Las empresas deben ser responsables de las infracciones, incluidas las vinculadas a sus contratistas, subcontratistas, filiales o proveedores. Cuando la voluntad o la capacidad de un estado para regular la actividad empresarial está ausente o es débil, los foros legales alternativos ofrecen posibles vías hacia la justicia. La primacía que los acuerdos comerciales y de inversión han ganado sobre las instituciones y procesos internacionales preexistentes que se establecieron para promover el bienestar social, la sostenibilidad ambiental y la paz debe revertirse urgentemente.
Una distribución justa del valor a lo largo de las cadenas
Las cadenas de valor actuales se caracterizan por concentraciones masivas de poder (de compra) a nivel de los minoristas y grandes comerciantes que pueden dictar los términos del intercambio. El reducido poder de negociación de los productores y otros proveedores significa que a menudo les queda una decisión dolorosa: vender en condiciones desfavorables e impredecibles o no vender en absoluto.
La transformación de los sistemas económicos y de precios, con el fin de salvaguardar los derechos humanos y laborales y regenerar los ecosistemas, es una necesidad urgente. La redistribución del valor a lo largo de las cadenas existentes es fundamental para esta transformación. Sin embargo, en algunas cadenas el precio para el consumidor se encuentra actualmente por debajo del mínimo necesario para cubrir los costos de producción sostenibles que incluyen, por ejemplo, el pago de salarios dignos y el respeto de los derechos reproductivos de las trabajadoras. La medición de los impactos sociales, económicos y ecológicos en las diferentes etapas de las cadenas de valor, a menudo conocidas como "externalidades" del mercado, hace visibles los costos ocultos para que puedan ser "internalizados" en los flujos y relaciones financieros que caracterizan el comercio y la inversión internacionales.
Como demostró claramente la pandemia del coronavirus en 2020, estas cadenas de valor no son resistentes y, en momentos en que se interrumpe el comercio, el riesgo se transfiere a la cadena, de modo que los costos son asumidos de una manera desproporcionada por los actores más vulnerables.
Alternativas Económicas
El Colectivo Repensar las cadenas de valor ofrece un espacio para reinventar de manera creativa y pragmática los marcos económicos, de gobernanza y legislativos que dan forma a las cadenas de valor. Necesitamos un ecosistema empresarial que no esté definido y restringido por la primacía del beneficio de los accionistas sobre todas las demás formas de valor social y medioambiental. Diferentes marcos legales y modelos de propiedad pueden permitir empresas redistributivas en lugar de explotadoras, ecológicas en lugar de extractivas. También debemos fortalecer las estructuras democráticas a través de las cuales se promueven los derechos humanos, laborales y ambientales, incluida la provisión de servicios básicos universales.
En este trabajo de reinvención, consideramos la necesidad de la relocalización, así como la importancia de las cadenas de valor a nivel regional, nacional y global. También consideramos que la interdependencia global es enriquecedora cuando crea nuevas posibilidades y cuando se basa en una concepción más amplia del valor, por ejemplo, teniendo en cuenta el valor social de un bien o servicio. La interdependencia global puede complementar la autosuficiencia local cuando el comercio internacional se gestiona dentro de los límites ambientales y se basa en el respeto de los derechos humanos. Durante este período de transición y transformación, las nuevas empresas y cadenas de valor —sus actores, sus modos de producción, distribución y disposición, y sus valores— necesitan aislarse de la economía de mercado impulsada por el crecimiento.
Tenemos una visión de economías abiertas y localizadas basadas en relaciones equitativas, diversidad cultural e integridad ecológica.
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